miércoles, 30 de junio de 2010

Picapedrero

“El Pescao y Papi Papi”

Resulta que, algunos amigos de la muy lay oposición larense, no les gustó que la semana pasadas escribiéramos sobre la ”Inseguridad y la Corrupción, a la que llamé “prostibularia” entiendo que debe haber financistas, amigotes etc, pero eso de que -- no nos conviene hablar del pasado, de la corrupción porque nos echar a perder el juego, así ayudas al chavismo – definitivamente me desencanta de esa oposición, que nos permite preguntar: ¿Qué diferencia hay, entre un delincuente, moto banquero y los banqueros que se roban el dinero de los ahorristas? ¿Qué diferencia hay, entre un ladrón de vehículos y el funcionario público que negocia con los bienes públicos? ¿Qué diferencia hay, entre el policía que matraca a un ciudadano y sus jefes, que negocian con el narcotráfico? ¿Por qué al delincuente le llaman “común” y al corrupto “cuello blanco”’ ¿Por qué al político corrupto se le llama perseguido político y no lo que es, ladrón del patrimonio público?

Hace años, Oswaldo Álvarez Paz acuñó una frase lapidaria “Donde hay un copeyano ladrón, hay un adeco corrupto o viceversa”. Hoy, cambiemos la calificación de copeyano o adeco por “chavista y oposición” para corroborar lo dicho por el liberal Tomas Lander, el año 1840: “Somos una sociedad de cómplices”. Olvidémonos entonces del problema de la corrupción, para perseguir al pobre policía que pide para la tarjetica del teléfono, o la secretaria para un peinado, porque a los jefes, ni con el pétalo de una rosa, porque están haciendo cola, algunos de la oposición, para cobrar el hambre pasada y como los chavistas nos perdonaron, dirán los mismos, es de agradecimiento hacerlo con ellos. Tal es asi, que hay desconfianza en elegir a los diputados a la Asamblea Nacional, para quienes el tema es prohibitivo existitndo la posibilidad que sobre esos particulares negocien cpn eñl gobienro. Ya en una oportunidad dos diputados por Lara, que de nuevo aspiran, negociaron el Tribunal Supremo, CNE, Fiscalia, Contraloria y Defensoria del Pueblo.

En ese orden de apreciaciones, hemos seguido desde este diario “El Impulso” la detención de un sujeto, llamado en los bajos fondos, como “El Pescao” quien con apenas 16 años es atracador de bancos y tiene en su haber una fuga en el tribunal que conocía de una causa. Por otros medios, seguimos también las acusaciones por corrupción administrativa en ejercicio de la alcaldía del municipio Sucre, estado Miranda de José Vicente Rangel Avalo, conocido en los fondos altos, como “Papi Papi, este sí, es mayor de edad. 64 años atrás, su abuelo, José Vicente Rangel Cárdenas fue acusado y condenado por un Jurado de Responsabilidad Civil y Administrativa, por enriquecimiento ilícito en ejercicio de la entonces presidencia del estado Barinas, entre 1933 y 1935, con lo cual se confirma que: “hijo de gato, caza ratón”.

¿Qué relación pueden tener “El Pescao” y “Papi Papi”? que el primero pretende enriquecerse de lo ajeno y el segundo de lo público. Ambos, deben ser acusados por el Ministerio Público, beneficiarios del “Debido Proceso” y en consecuencia asistidos por una defensa, solo que, a “Papi Papi” lo protege su padre José Vicente Rangel, figura intelectual en denunciar o proteger a los corruptos de esta democracia “verrugosa” como la calificara Rómulo Betancourt, autor por cierto, del Decreto de la Junta de gobierno de 1945 que enjuiciara a los corruptos del gomecismo, lopecismo y medinismo. De allí que en buen ajedrez José Vicente Rangel” mueve las piezas jurídicas y política para que no se toque el caso del hijo y la más exitosa jugada ha sido, colocarlo como candidato a diputado a la Asamblea Nacional en búsqueda de la “inmunidad parlamentaria” como si ella fue instituida para proteger a los delincuentes del erario público. Beneficios estos, de los cuales no goza “El Pescao” y si Rangel Vale fuese despedido por Chávez, lo veríamos calificar de “delito Político” el caso de su hijo, como se autocalifican los corruptos, de la democracia partidista.

No hay por lo visto, ninguna diferencia, entre “El Pescao” y “Papi Papi” y la sociedad persigue más, al delincuente “común” como si el otro, es “especial” con el agravante que, uno es político, la clase más desprestigiada de Venezuela, una vez muertos los hombres y mujeres que estuvieron en el poder sin que, se les quedara un centavo en sus bolsillos. Una reciente encuesta revela, que para los venezolanos, el 70% de los políticos son corruptos y solo la clientela partidista se anima a votar y un alto porcentaje de electores se resigna a no opinar, ante las imposiciones de los partidos, lo que es grave para una democracia y ventajoso, para un autócrata como Chávez y de no ser por los medios de comunicación, aquí no se hablara de corrupción, porque pareciere existir un “pacto de silencio”. El político corrompido es en conclusión, un delincuente más, como delincuentes son, los banqueros prófugos y los empresarios, proveedores de PDVAL, donde una mafia hizo de las suyas, a extremos que, será el mismo Chávez quien manejará el asunto y cuyos nombres no quieren dar y bien sabemos porque, preguntándonos ¿Por qué la oposición no convoca a una marcha, hasta la Fiscalía y Contraloría de la República, pidiendo celeridad en los casos de corrupción? ¡Negado! con la respuesta de siempre - -eso no está planteado --

Inseguridad y corrupción tiene minada a la sociedad venezolana y responsabilizamos de ello, a buena parte de la dirigencia política que sabe muy bien que, más allá del desborde de la delincuencia, es en los cuerpos policiales y su sistema judicial en general, jueces y fiscales, donde está concentrada la impunidad y más patético no puede ser, el caso del Comisario del CICPC preso, no en Venezuela, aquí estaría en libertad por “narco lavador” y ojala pueda ser extraditado al Imperio donde cantaría como turpial en primavera, protegiendo su propio pellejo, porque debe saber más de la cuenta, idénticamente igual que, en PDVAL que es PDVSA, desde donde se maneja un presupuesto paralelo, al de la nación todo lo cual da asco, pero por sobre todas las cosas desanimo y decepción, al momento de plantearse la reconstrucción de nuestra democracia.

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