miércoles, 23 de junio de 2010

Picapedrero

Inseguridad y Corrupción
¡Prostibularia!

No se necesita ser criminólogo, para determinar los altos índices de la inseguridad por los que atraviesa la sociedad venezolana, focalizado en los mismos cuerpos policiales, con el agregado de la corrupción en sus diversas modalidades, donde se juega a un peligroso “pacto de silencio” y ambas cosas pareciera no interesarle al gobierno, menos a la oposición, y dado que el tema es profundamente político, es desde esta ruta, por donde debe enfocarse el problema.

El caso del Jefe Nacional Contra la Droga del CICPC y le menciono "jefe" porque en la comisión de los delitos que se le imputan, salvo prueba en contrario, fueron cometidos en pleno ejercicio de su jefatura, con el agravante, que el actual director del cuerpo, pidió, al ministro de Relaciones Interiores y de Justicia, que otro cuerpo policial abra las averiguaciones ¡Qué vaina es esa! pero más allá de ello, es la sumatoria de una delincuencia de diversa tipología, me explico, el jefe que es tipo "A" y el policía matraquero que sería tipo "E" ¿Si aquel negocia con drogas, secuestra para llevar una vida de rico, que con su sueldo no puede, ¿porque yo, policía raso,, no puedo tener un BlackBerry?

En ese sentido, la corrupción policial no es nueva en esta corrompida democracia venezolana. Recordemos a la PTJ en tiempos de Manuel Molina Gásperi y el grupo de extorsionadores y asesinos llamado grupo “GATO”, cuyo más escandaloso caso fue, el asesinato del abogado Ramón Carmona, lo que estremeció a la sociedad !ah! pero Molina y sus gatos fueron juzgados. El primer interesado fue el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez y se adecento el cuerpo que, no exonerados de responsabilidades posteriormente, pero de allí, al no esclarecimiento del asesinato del fiscal Danilo Anderson y la séquela de manipulaciones del expediente, actas procesales y testigos y a este caso, del ex jefe del CICPC, nada más y nada menos que contra la droga, encontrado en flagrancia vigilada, lavando dólares, confirma la podredumbre del gobierno de Hugo Chávez, quien para tapar las tropelías de unos hampones disfrazados de revolucionarios, mueve cielo y tierra para enterrar algunas cosa, destapar otras, siempre y cuando giren entorno al mantenimiento de su omnipresente voluntad, lo que constituye ya, un peligro, "porstibulario"más allá de nuestras fronteras.

Remitamos a las mismas fuentes del gobierno para concluir que, la inseguridad en Venezuela desde que Chávez está en el poder, se corresponde a una política de Estado con miras a la destrucción de la sociedad, llamada por el mismo Chávez “burguesa” grupos, que si bien existe, ha sido en su propio gobierno, donde se han incrementado, dejándose ver descaradamente sus nuevos bienes muebles e inmuebles que no aguantan una auditoria de la Contraloría General de la Republica o del SENIAT. El resto de venezolanos, en su inmensa mayoría, oscilan entre los llamados clase media alta y baja, profesionales, militares en su mayoría, pequeños y medianos industriales, comerciantes, empleados públicos, educadores, productores agropecuarios por citar algunos sectores de la vida nacional y el resto, obreros, trabajadores informales, transportistas víctimas de primera línea y la extrema pobreza. Al menos 5 millones de venezolanos viven del gobierno incluyendo a los beneficiarios de Misiones, todos sin excepción victimas de dos tipos de delincuencia, la llamada común, ahora tan sofisticada que desde los centros de reclusión operan, en la modalidad de secuestros y la delincuencia policial, que anida en las policías regionales, DISIP, Guardia Nacional y CICEPC. Las estadísticas son demoledoras

Aquí en Lara, el problema de corrupción policial tuvo su efervescencia durante el gobierno del “Locutorpillo” un chavecito cualquiera, mostrado como el incorruptible, terminando ser un corrupto (hay expedientes sobre esos particulares) Lo cierto es que, su paso por la gobernación permitió minar la policía larense con lo peor que le rodeaba. Sobraron acusaciones sobre perdida de armas, chalecos, matraqueos, extorsiones y lo peor, la creación de brigadas en barrios que cometieron todo tipo de abuso. De manera que, el gobernador Luis Reyes Reyes, recibió una policía corrompida que termino de serlo, con la comandancia de Rodríguez Figuera, acumulándose entonces, decenas de expedientes que, en el caso del “locutorpillo” la Mesa de Unidad Democrática lo ha perdonado, como mañana, perdonara al chavismo. Justo si es reconocer que, en la gestión De Henry Falcón, al menos han destituido y remitido a los tribunales a más de un malandro policial, lo que corrobora una vez más que, son los político corrompidos quienes terminan corrompiendo a las Instituciones como las policías regionales y el fulano Cuerpo de Investigaciones Científicas, Criminalística y Penales. Basta con revisar las estadísticas que muestran como, solo entre el año 2000 y 2007 hubo 6.895 funcionarios policiales identificados en actos de extorsión, secuestro, matracas, y homicidios. La percepción que de ello tiene el ciudadano común es, de prepotencia, negligencia, violencia y mala intención en sus actuaciones. Lamentablemente en ese saco, “no son todos los que están, ni están todos, los que son”

Ahora, no busquemos a los responsable de la degradación policial en sus funcionarios. Insisto que están en políticos del gobierno y de la oposición. Es cuestión de quien se turna en el poder, para solidarizare con el delincuente policial. En el caso muy puntual del gobierno del presidente Hugo Chávez, como se ha dicho, hay una política de Estado para que el hampa haga y deshaga y en consecuencia, el funcionario frágil, cae en sus redes, en principio protegiendo al hampa a los jefes corruptos y luego, en clara sociedad. La oposición por su parte, asume el “pacto del silencio” y como siempre, donde hay un corrupto o ladrón chavista, hay un opositor o viceversa. Tal es así, que el tema es prohibitivo, con lo cual no sabemos, quién puede ser más cruel, si los policías o los delincuentes.

¡Estamos entrampados!

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