miércoles, 20 de enero de 2010

Picapedrero

Culpa in eligendo

El teniente coronel, presidente Chávez, se ha declarado marxista sin haber leído “El capital” de Marx” que leyera Rómulo Betancourt a los 20 años, recetas que nos quiere aplicar, improvisando como todo seudo pensador, ocasional lector de “Selecciones Reader Digest” tampoco conocedor del Derecho Civil, inventado por los romanos para la convivencia en la sociedad y mucho menos, esos abogaduchos que graduó, para imponerlos como fiscales y jueces de su robolución. Pues bien, la expresión “Culpa in eligendo” establece una responsabilidad, para quien elige a una persona a cumplir una diligencia y que no tuvo capacidad para ejecutarla, causando daño a terceros.

La figura en cuestión, está definida en nuestro Código Civil, que reza: Artículo 1185.-“ El que con intención, o por negligencia o por imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo “ norma que es aplicable a Chávez, que siempre consigue un culpable para sus metidas de pata y que pudiera exigírsele indemnización, a quienes lo hicieron presidente, a conciencia que, solo el arrepentimiento puede resarcir el daño causado a la República, y al respecto la Constitución y muy precisa según su Articulo 139.- “El ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o desviación de poder o por violación de esta Constitución o de la Ley” por lo tanto, ese llantén “vienen por mi” es porque Chávez sabe, que debe salir de Miraflores para “Yare,” donde debería estar ¡claro ¡ si dos ex diputados, que hoy aspiran de nuevo serlo por el estado Lara, no negocian con José Vicente Rangel y Luis Miquilena.


“Culpa in eligendo” constituye la figura jurídica para que una Asamblea Nacional, integrada por unos diputados honestos le exijan a un, previo Tribunal Supremo de Justicia, destituido, abrirle juicio a Chávez, porque el daño causado a Venezuela y a sus ciudadanos es irreparable, medido en los once años de desgobierno. Esa salida solo es extremista para los corruptos y los delincuentes comunes y sin duda de una oposición irresponsable que a esos once años de Chávez, no ha dicho ¿Qué vamos hacer por Venezuela después de su desastre? Cuestión bastante difícil por cierto y Chávez no se va, sin un reguero de sangre y no me cuesta decirlo. La sociedad venezolana esta partida en dos toletes, como en tiempos de la guerra Federal. La Venezuela corrompida, políticos y ciudadanos, contratista, banqueros, industriales, funcionarios públicos, a todos los niveles que se resumen en…El quítate tú para ponerme yo” y que beneficiarían a una “clientela”, quienes conviven con los vivos de siempre. La otra Venezuela, es la de los marginales, sin techo, empleo, salud, educación, tracaleros, choros, drogadictos, presas de políticos, pero que no llegan, porque no tienen nada que decir. A esta gente la protege Chávez y están armados, dispuesto a no dejarse apresar.

No exagero el escenario, porque tengo hijos y mi deber es decir la verdad aunque sea inclemente, no me engaño y si alguna cosa aprendí en la política es conocer a los políticos y me es triste decirlo, pero no me convencen, porque no quiere decirle al pueblo la verdad, porque no da votos y vamos al grano. Haber escuchado a Chávez estos últimos días es para que un país se pare. En el menaje de rendición de cuentas, además de estrafalario, mintió, ofendió y de paso, aumento el salario para crear más desempleo ¿y la oposición? Chiiiito. Reconoció que no habrá luz, ni agua y la oposición chiiiito, porque si hablan les echan a perder el juego.

¿Qué hacer? Por supuesto que mucho. Primero, decir la verdad. Vamos a ganar la Asamblea Nacional, pero no puede ser con banqueros, beneficiarios de los depósitos públicos, tampoco con políticos que han negociado con el chavismo, como el diputado que presidió “La Comisión de la Verdad sobre el 11 de abril del 2002”. Debe serlo con quienes estén dispuestos a devolverle al país la “institucionalidad”. Destituir al Fiscal, Contralor y Defensor del Pueblo, Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, dándole celeridad a todo expediente que esté pendiente y a los Rectores del Consejo Nacional Electoral, con sus respectivas acusaciones de violentar la Constitución. ¿Es que no se puede hacer, señores jefes de los partidos políticos?

Con una Asamblea Nacional honorable, es mucho lo que se puede hacer. Garantizar el Estado de Derecho. Que vengan inversionistas para generar empleo, riqueza y hacer valer el artículo 2º de la Constitución que dice: “ Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político” porque Venezuela no puede estar en manos, ni de comunistas, tampoco de capitalista, estafadores y usureros. Rescatemos el proyecto de nación de Rómulo Betancourt, estamos obligados precisamente por la paz a un “Pacto de Punto Fijo” y no a un “Pacto de Corruptos” que es lo que vislumbro.

“Culpa in eligendo”, dijeron los romanos, los españoles, “la culpa no es del ciego, sino de quien le da el garrotes”. La primera, es una expresión jurídica que los abogaduchos de Chávez no conocen, la segunda proviene del vulgo y es sabia ¿a qué atenernos entonces, amiga y amigo que nos lee?

miércoles, 6 de enero de 2010

Picapedrero

Rafael Caldera
y el relevo generacional

El ciudadano Rafael Caldera Rodríguez, fue antes que todo, eso un ciudadano. Humanista, sociólogo, abogado, intelectual, escritor, virtudes labradas por si mismo con entereza y pasión, lo cual le ubica, entre los primeros grandes hombres de la Venezuela del siglo XX y los precedentes calificativos, enmarcaron su entrega para transitar por la política con un estilo propio, que no diríamos de su tiempo, porque no imperaba, es decir el, del demagogo o compra conciencias, como se estila ahora, porque estuvo formado y pertenecía a la escuela de valores y principios y por ello se respeto. Ahora, este breve reconocimiento al ex presidente fallecido, tiene por objeto precisar lo que a nuestro juicio, fue un grave error para un demócrata y para la democracia, el no haberle dado paso, a la generación que el mismo formó. Si uno revisa su larga vida política, encontraremos como su partido COPEI, fue creado a su imagen y semejanza, situación que lo corrobora sus reiteradas aspiraciones presidenciales sin ningún contra peso, salvo el impedimento constitucional que permitió la llegada al poder del doctor Luis Herrera Campins.

Si haber vamos, la primera presidencia de Caldera se logro por la tercera división de Acción Democrática e incluso, el escaso margen de ventaja sobre el doctor Gonzalo Barrios, que pudo discutirse en una dura prueba para la democracia a la que no quiso exponerla Barrios, le pudo haber propinado su ya cuarta derrota presidencial. En su insistencia, lo derroto Jaime Lusinchi y su ultima presidencia, sin duda fue hilvanada con fino olfato, propio de un político para quien las oportunidades solo las percibía él y su célebre discurso en el Congreso, a pocas horas de la intentona golpista de Hugo Chávez Frias, el 04 de febrero de 1992, le coloco en posición de ser el único líder civil respetable para interpretar el evidente deterioro político del país, mejor definido en palabras de Teodoro Petkoff en prologo al libro “De Carabobo a Punto Fijo” del mismo Caldera…”Los partidos políticos habían perdido sus perfiles ideológicos más originarios y sobrevivían en un pragmatismo descardo”. A partir de entonces, el juicio y renuncia del presidente Carlos Andrés Pérez le puso en bandeja de plata la segunda presidencia a Caldera, con la promesa de sobreseer la causa a los militares golpista, con miras a generar confianza en las Fuerzas Armadas y en la ciudadanía en general. Para esos propósitos, Caldera se desligó de COPEI y con ello destruyó su propia obra y poco le importo la formación muy calderista de dos ciudadanos, preparados por el mismo para gobernar el país: Eduardo Fernández y Oswaldo Álvarez Paz. Con el primero se había sometido a un proceso transparente cuya derrota no acepto “me retiro a mis cuarteles de invierno” fue la respuesta. Para 1983, logró la renuncia a la candidatura presidencial de Rafael Andrés Montes de Oca y en su última aspiración presidencial, Rafael caldera se llevó por delante a Oswaldo Álvarez Paz y con ello, se le cerró el paso a una generación que estaba de turno.

¿Qué razones motivaron al doctor Caldera a ello? En su beneficio pudo ser su experiencia y respetabilidad para la última vez, pero para 1983 ¿Por qué haberle negado apoyo a Rafael Andrés Montes de Oca y para 1988 a Eduardo Fernández? Y estas interrogantes nos las formulamos, al escuchar a pocas horas de su muerte, parte de un discurso suyo exhortando a los jóvenes a prepararse para servirle al país, cuando él, le negó el paso a toda una generación de jóvenes. No tuvo por lo tanto desprendimiento político Rafael Caldera, lo que motivara a que Gonzalo Barrios dijera que, en Venezuela no eran posible elecciones presidenciales sin Rafael Caldera.

Solo Rómulo Betancourt entendió la necesidad del relevo generacional y no debió ser fácil su ruptura con Luis Beltrán Prieto Figueroa ante Gonzalo Barrios el año 1967, compañeros de luchas, independientemente de las razones políticas del momento. El mismo empeño de la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, sobre las legítimas aspiraciones del doctor Octavio Lepage y luego las de Luis Alfaro Ucero, fracturaron al sistema democrático con un personalismo hoy institucionalizado en el presidente Hugo Chávez Frías y las odiosas reelecciones continuas que atentan contra la alterabilidad, verdadero oxigenante de la democracia.

Por lo antes expuesto Rafael Caldera fue el típico político venezolano aferrado al poder, como lo fueron en su tiempo Páez, los Monagas, Guzmán, Carlos Andrés Pérez y ahora Chávez, creyéndose imprescindibles para gobernar al país. Quién sabe, ¿qué hubiese ocurrido con las presidencias de Eduardo Fernández, Rafael Andrés Montes de Oca, Oswaldo Álvarez Paz y Octavio Lepage o Humberto Celli de la generación de 1958? Lo que corrobora el daño a cerrarle el paso a las llamadas generaciones emergentes, que no por edades, sino por sus propias capacidades y Caldera tenía en Fernández y Álvarez Paz, sus mejores sustitutos en principios y honestidad.

Desaparece pues de la escena pública el ex presidente Rafael Caldera, cuya vida política debe servir para tomar lo positivo que sin duda lo fue, en cuanto a su pasión a Venezuela siempre en paz y su testamentaria reflexión frente a la “autocracia ineficiente” debe llamarnos a todos, este año 2010, y concluye que "es preciso detener el retroceso político que sufrimos y poner remedio a la disgregación social". el personalismo, desmontar las reelecciones continuas, desmontado también el excesivo presidencialismo que tanto daño le ha hecho a la república, aprobándose una Ley de Partidos Políticos que obligue a su modernización y a cumplir el rol que les corresponde en una sociedad democrática, haciendo venezolana, aquella expresión de Rómulo Betancourt, …”Este país de todos, debemos hacerlo todos”