miércoles, 29 de marzo de 2017

Picapedrero

Picapedrero 

 ¿En qué momento, se jodieron los partidos políticos venezolanos? (I) 

 Para entender el proceso evolucioncita de los partidos políticos venezolanos y la participación de los ciudadanos en la política, es necesario remontarnos al pasado. Efectivamente, en la Venezuela colonial, los aires de libertad y participación política, no dejaron de estar presente. Basta mencionar los enfrentamientos con la “Compañía Guipuzcoana”, la rebelión del “Negro” Miguel en Buría, los “Comunero”, José Leonardo Chirinos, Pedro Gual y José María España, lo que nos a conduciría al movimiento político, identificado como “Defensores de los Derechos de Fernando VII”, ante la invasión francesa de Bonaparte. Calificarla como “pre independentistas”, nos luce más, como un reconocimiento oportuno, a ese 19 de abril de 1810, que por sus propósitos iniciales, que motivara a la constitución de la “Sociedad Patriótica”, llamándose a unos “realistas y a los otros “patriotas” – esta -- si expresaría las aspiraciones independentistas, corroborado en sus sesiones y discursos, ente ellos, uno de Bolívar, que se deslinda de los “defensores de los derechos del Fernando VII”, el 3 de julio de 1811, cuando se propagaba la idea, de que esa Sociedad Patriótica, actuaba paralela a las sesiones del Congreso Constituyente 1811, y más claro no pudo ser: “No es que hay dos Congresos. ¿Cómo fomentarán el cisma los que conocen más la necesidad de la unión? Lo que queremos es que esa unión sea efectiva y para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad; unirnos para reposar, para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue una mengua, hoy es una traición. Se discute en el Congreso Nacional lo que debiera estar decidido. Trescientos años de calma ¿no bastan? La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe oír a la Sociedad Patriótica, centro de luces y de todos los intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos”. 

 A partir de entonces, la lucha política girara entre una oligarquía, llamada por el historiador Gil Fortoul, “Conservadora y Liberal” administrando los viejos principios de “centralismo, federalismo o centro-federalismo, para terminar en dictaduras autocráticas y un indisoluble vinculo del militarismo, la economía y la política. A la muerte de Juan Vicente Gómez, nos dice el doctor José Rodríguez Iturbe… “Rómulo Betancourt levantaría la “superestructura políticos partidista” de Venezuela” que incluirá, tres desgarradoras divisiones en su propio partido Acción Democracia y un breve análisis a los conflictos políticos internos partidistas, en organizaciones como AD, en 1961-1967 y en COPEI, para 1967 y 1977, estando en vigencia la “Ley de Partidos Políticos” (1964), nos permite identificar esas situaciones y sus consecuencias, divisionistas e incluso traumáticas, como punto de partida, a la interrogante de estas reflexiones, a extremos, del progresivo deterioro y falta de credibilidad, tanto en las organizaciones políticas como tales y peor aún, en sus liderazgos personales, donde el “canibalismo político” tiene su propio cementerio y a nuestro juicio, no ha sido otro, que una premeditada voluntad de no haber revisado la citada ley, quizás, para beneficiarse de ella en esos momento álgidos de políticas internas, sin darse cuenta, que la concientización democrática del venezolanos fue cada vez más exigente, en cuanto a su participación en los ”asuntos púbicos” y fue así, como se ensayaron “elecciones primarias” es decir de abajo hacia arriba, para escogerse el candidato presidencial de Acción Democrática, para lo que, solo se dictaron normas internas, experiencia esta que debió estudiarse, para plasmarse en sus propios Estatutos, y así sucesivamente, el resto de partidos se reinventaran, convencidos del manifestado derecho a participar, de ser escuchado y no solo, de ser informado para ejecutar ordenes, lo que pudo contribuir, a una nueva legislación que regulara la vida de los partidos, evitándose sus muertes naturales y suicidios que es el saldo hasta ahora. 

Jorge Ramos Guerra 
 ardive@gmail.com