miércoles, 9 de junio de 2010

Picapedrero

¡Ya basta de ladrar Chávez
muerda o cállese!

…a mis hijos

Todos tenemos derecho a la dignidad, expresión que, para Giovanni Pico de la Mirándola, es el hombre en sí mismo y para quien, Dios debió haber dicho: “Te he puesto en el centro del mundo para que, más cómodamente observes cuanto en él existe. “No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que Son divinas”. Entonces, dignidad es, el don más apreciable del hombre ¡ay, de quien no la tenga y la haga respetar! De allí que la Constitución venezolana en su artículo 46 estableciera: “Toda persona tiene derecho a que se le respete su integridad física, psíquica y moral” pero los venezolanos, llevamos 11 años, vejados, humillados e intimidados por el teniente coronel (de bajas calificaciones) y hoy presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías. No ha importado, un viernes santo, , navidad o año nuevo, día de difuntos o de la madre, como si Chávez no la tuviera, para insultar a todos cuantos en ejercicio del derecho natural de pensar y expresarse, disienta con él, para limpiar el suelo con nuestra dignidad y el mundo ha sido testigo, a extremos que, Jefes de Estado no han escapado a ello y el mismísimo Rey de España perdió la paciencia y lo mando a callar, que en nuestro más profundo sentimiento patriótico nos dolió, ante la ya intemperante conducta pública del presidente de Venezuela ¡hasta cuando esta vaina!

Pero hay más, en ese articulado de nuestra Constitución ahora: “Ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda víctima de tortura o trato cruel, inhumano o degradante practicado o tolerado por parte de agentes del Estado, tiene derecho a la rehabilitación”. Por lo tanto al “trato cruel” al insultar con palabras escatológica a los ciudadanos en cadena nacional, hay “trato degradante” como eso de tratar, al ilustre economista venezolano, Domingo Maza Zabala, servidor suyo con indignidad: - -me das lastima anciano – dijo Chávez, como si la vejez, fuera una macula para quien ha tenido una vida noble y HONESTA en mayúscula. Hay trato inhumano, con la jueza María Lourdes Afiuni, a quien ordena 30 años de prisión y con las enfermeras que protestaron recientemente, a las que dispone encarcelar en un nido de ratas y todo ello “practicado y tolerado” “por parte de agentes del Estado” y Chávez es un “agente del Estado” y más degradante y cruel no puede ser el caso del ciudadano Franklin Brito, vergonzante para la Comunidad Internacional en el llamado siglo de los Derechos Humanos ¿y qué no decir? de la infamante “Lista Tascón” cuyos fantasmas merodean hoy, el lecho de su autor, o aquello de uniformar de rojo a los funcionarios públicos y obligarlos asistir a los actos del gobierno, so pena de botarlos. Crueldad y degradación propia de gobiernos militaristas, que en el caso de Venezuela parecieran olvidar lo dispuesto en la muy Bolivariana Constitución de la República de Venezuela: Art. 271…”No prescribirán las acciones judiciales dirigidas a sancionar los delitos contra los derechos humanos o contra el patrimonio público o tráfico de estupefacientes” y en esos presupuestos constitucionales y procesales esta incurso el teniente coronel Hugo Chávez Frías como “agente del Estado”.

Lo último ha sido, la amenaza a Fedecámaras, Conindustria y Consecomercio, gremios democrática y legítimamente constituidos, para defender dentro del orden constitucional los interese propios de sus miembros, sino en poner en pre aviso, a toda la sociedad venezolana, para instaurar un régimen totalitario solo al servicio de una patología individualista y una mafia de militares engreídos del poder y civiles atracadores del Erario Público. En ese sentido, vendrán luego los Colegios de profesionales, club social, deportivo, cultural, visto que ya había acabado con los partidos políticos y sindicatos, que no han podido recuperar la confianza de los ciudadanos, entre otras cosas, por vacios de ideales y corruptos, correspondiéndole por tanto a la sociedad civil y a sus instituciones legítimamente constituidas, exigirle al presidente Chávez, que se quite el antifaz, que no sea cobarde y proceda a liquidar aquellas instituciones que le estorban de un plumazo, porque en verdad, es imposible ya, trabajar, pensar, expresarse y vivir para amar, atenidos a una cadena presidencial corifeada por los borregos der turno, de donde se dispone de nuestra suerte.

Escribo bajo mi responsabilidad y en ejercicio constitucional de mis derechos que a su vez, de este centenario Diario “El Impulso” lo ejerce, permitiéndonos expresarnos con pasión, pero con respeto, pasión de decir las cosas por la calle del medio, sin guapetoneria, pero nunca con cobardías, pero también como ciudadano venezolano, que se formo como abogado, a los fines de la búsqueda de justicia, en el marco de un Estado de derecho y justicia social, pluralidad y “con valores superiores a su ordenamiento jurídico” según reza en la Constitución de la República. Derechos Humanos, a los que, no voy a renunciar señor Chávez, porque a usted y a sus militares, civiles y cubanos corrompidos, les dé la gana.

El planteamiento del pleito entonces, no es Fedecámaras, que como los partidos políticos tradicionales, no ha aprendido cual es su rol, en un “Estado Democrático y Social de Derecho y Justicia” es la sociedad venezolana, con sus costumbres y aspiraciones, lo que conlleva al fin del Estado, según la clásica definición de John Locke. “Para mí, el Estado es una sociedad de hombres constituida únicamente con el fin de adquirir, conservar y mejorar sus propios intereses civiles, intereses civiles llamo a la vida, libertad, salud y prosperidad del cuerpo y a la posesión de bienes externos tale como el dinero, tierra casa, mobiliario y cosas semejantes” Frente a ello, debe reaccionar la sociedad civil organizada y sus universidades, conocido ya, el desconocimiento con el que amenaza Chávez. Proceda pues, a morder con rabia espumosa, lo poco que queda de institucionalidad, para saber a qué atenernos, pero no siga ladrando, muerda o cállese.

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