miércoles, 30 de abril de 2008

Picapedrero
Los valores y Abraham Giménez Bullones

"La gente no hace amigos, los reconoce"
Vinicius de Morais

Es triste confesar la necesidad de salirse del esterquero donde está sumergida la política venezolana para refrescarse, hacer catarsis o reencontrarse con valores. Algo de eso disfrutamos en días pasados, cuando un grupo de dilectos amigos de Abraham Giménez Bullones se dispusieron a agasajarle, con motivo de sus 57 años al servicio de Venezuela con su profesionalismo siempre reconocido de locutor y quien desde un micrófono comenzara a difundir la noticia objetiva y veraz, la información oportuna y lo más romántico del pentagrama nacional e internacional con sus respectivos comentarios acerca de los autores, cantantes y músicos que por generación han deleitando a millones de personas a través de su propio programa "Recordar es vivir".
Y cuando hablamos de "Los valores y Abrahán Giménez Bullones" tomamos como referencia su vida, dedicada a la radiodifusión venezolana con la experiencia y conocimiento de haber llegado a ella aún incipiente y en los albores de la alta tecnología, aprendiendo de los buenos de su época, enseñando a quienes se fueron incorporando y siendo ejemplo para las nueva generaciones -se hizo locutor cuando la profesión era un reto de la gente culta y hacendosa por allá en los años 1950-dijo en un esbozo biográfico su amigo Alfonso Saer y en ese quehacer, qué difícil que un hombre pueda mostrar "honradez y rectitud", como así lo confesara Abraham Giménez Bullones, al agradecer el homenaje en cuestión que me hiciera recordar aquella lapidaria expresión del general de la Independencia Rafael Urdaneta: "Muero sin más riqueza que la honra"; imposible que se repita por estos tiempos y menos en los mandos militares.
"Recordar es vivir" constituye la obra radial más admirada de Abraham Giménez Bullones, mejor definida por el mismo Saer: "Desde muchacho le encantaba un bolero de Agustín Lara o de Rafael Hernández, un danzón de Romeu o la guitarra de Lepera detrás de Gardel. Tarareaba a Leo Marini, Pedro Vargas o al mismísimo Alfredo Sadel. Como no habían inventado las computadoras, este brillante "speaker", como llamaban algunos a los hombres del micrófono en esa época, decidió hacer su propio disco duro y comenzó a crear en su cerebro un almacén de compositores, temas y fechas, tan infalible y acertado como ustedes no tienen idea. Es el auténtico archivo ambulante de la música latinoamericana. Y cuantos momentos relevantes no guarda ese emporio de tan significativa recopilación".
Debo aclarar que no soy amigo personal de Abraham Giménez Bullones, de Don Abraham Giménez Bullones como le decían los españoles de antes a los hombres de bien y que, en este Barquisimeto los hemos tenido, como aquel Don Amílcar Segura, aquellos "dones", Manuel Felipe López y César Brito y éste, Don Otto Javitt Nader y los contemporáneos Don Alfonso Saer en la narración deportiva, Don Gabriel Giménez en la sociabilidad humana ¡ah! y cómo no mencionar a una "doña" Mirla Alayón de Sosa, hacedora del periodismo social, admirada y querida como aquella "doña" de la política, Dori Parra de Orellana. ¿Y cuántos más se nos quedan en la memoria? que le rinden culto a la amistad y a la honradez, pero tengo esa admiración por Don Abraham Giménez, que como aquel pasodoble de la Billos "ni se compra ni se vende", la otorga la constancia, el esfuerzo la honradez y la rectitud que son valores cultivados precisamente por don Abraham Giménez, Bullones, además de conservar la presentación que por un tiempo hizo de mi programa por Radio Barquisimeto, "Le doy mi palabra", con su extraordinaria voz.
De allí que este Picapedrero fue escrito con la independencia con que expreso mis opiniones, al encontrar en la personalidad de don Abraham Giménez Bullones la hombría de bien, que se ha ido perdiendo en la sociedad venezolana, a los fines de extrapolarla con sentido histórico y por tratarse de una persona pública, cuya vida al hurgarse pueda ser testimonio de una época y ejemplo para las generaciones venideras, justificación insisto de este Picapedrero cuando la corrupción es la divisa para dirigir los destinos de la república a los acordes del "patria, socialismo y robo". El oportunismo y jalamecatismo es nauseabundo, gangrenado con una peligrosa indiferencia, como si todos no fuésemos responsables del devenir histórico de la nación y que nos hace perder la esperanza de rescatar la decencia ¡claro! ocho nietos de don Abraham Giménez Bullones, fruto de sus hijos e hijas de su gran amor Dora Carroz, llevan esa marca de "rectitud y honradez" que debiera de ser la promesa de quienes aspiran a un rumbo mejor para Venezuela y por ello, al reconocérsele sus 57 años de radiodifusor, brindo con mi cubilete cubierto de cerveza y escocés, como en los banquetes platonianos o en las celebraciones jurídicas y senatoriales de Cicerón, junto a Calímaco de Cirene, en la Biblioteca de Alejandría, confiado en que, al retornar la decencia a nuestra Venezuela, alguna plaza de su Barquisimeto querido lleve su nombre, lo que constituiría un homenaje a la "rectitud y honradez ciudadana" y los radiodifusores de la ¡capital musical de Venezuela".




Jorge Ramos Guerra
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