Picapdrero
De Isaías el profeta al felón Isaías
Los muertos que vos matasteis
Los muertos que vos matasteis
gozan de buena salud
Juan Tenorio
La idea del título de este Picapedrero es ubicarnos rigurosamente en el versículo bíblico de Mateo: "Por sus frutos os conocerles" 7:16.20 para hurgar con criterio ético, acerca del ¿por qué un Isaías de Judá fue profeta y otro Isaías de Venezuela es un felón?
Cuando el primero anduvo por el mundo sirvió a la política enfrentándose a los gobernantes de Israel en su tiempo, buscando justicia social hasta entregarse a Jehová y morir aserrado por un tal Manasés. Ese Isaías es de los profetas del Antiguo Testamento más prolijo y sus versos constituyen aterradores principios para la justicia terrenal. ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía! (Cap. 10-10:1)
El otro Isaías aventuró en la política venezolana como adeco, mepista, hasta encontrarse con esa esotérica religión pontificada por Hugo Chávez Frías, como una manera de evadirse de una atípica personalidad que naciera al llamarle "Isaías" como la abuela, que indignara por ser nombre de mujer, a un padrino ignorante y machista, hecho que solo fue remendado al agregarle el "Julián" a los fines del bautismo, marcando en consecuencia a ese Isaías abogado, poeta y peor funcionario, para quien la lealtad está al servicio de los intereses que le puedan generar interés a él. Así fue constituyentista de sobresalientes modales ante una fauna de incultos, Vicepresidente con cara de reconciliador y fiscal general de la República, donde le fue imposible ocultar su laberíntica personalidad, a juicio de muchos "psicópata" y a tenor de sus confesiones de "Abril comienza en octubre"…"en ese universo, yo no iba sobrevivir ni siquiera seis meses. Una vida anterior tormentosa, sostenida por fármacos para nervios y medicamentos cardiológicos presagiaron para mí accidentes cerebrovasculares, parálisis faciales o parciales en la salud física, agudos conflictos emocionales en mi vida espiritual, infartos, alzas o bajas de tensión y en algún momento, depresiones graves o locuras súbitas" (pág. 38) ¿Puede con esas condiciones un ciudadano ser fiscal general de la República?
"…me curaron con flores de Bach y con un péndulo" se confiesa (pág. 38) Bajo esos efectos, Isaías Rodríguez hizo del asesinato del fiscal Danilo Anderson la más grande carajada que para mantener oculto un crimen pueda un hombre utilizar la acción de la vindicta pública para matar civil y físicamente a ciudadanos y ciudadanas que no comulguen con un régimen de terror, sólo comparable a la justicia nazista y blindado con la máxima maquiavélica de que …".el fin justifica los medios". Danilo Anderson investigaba a ciudadanos presuntamente implicados en los sucesos del 11 de abril de 2002, entre ellos unos banqueros, pero a su vez afectos a un alto funcionario del gobierno y fue el propio presidente de la República quien viera en el joven fiscal, capacidad y coraje para llegar hasta el final de la investigación que coordinaba el mismo Isaías Rodríguez, pero ¿qué sabía el fiscal Danilo Anderson para hacerle explotar, cemento plástico en su camioneta? ¿Tenía conocimiento de ello Isaías Rodríguez, cuya muerte "lloró más que la de su madre"?
Para echar tierra al asesinato de Danilo Anderson y culpar de ello a inocentes, Isaías Rodríguez se valió de un "testigo estrella" -así llamó él- al delincuente colombiano Giovanny Vásquez, de tal capacidad de falsear y de cuyos testimonios han condenado a ciudadanos, asesinados a otros, perseguido y maltratados a un centenar que poco después, el mismo Isaías Rodríguez confesara que le había engañado, para que después Giovanny Vásquez confesara que fue inducido por Rodríguez, mediante un guión para su macabro propósito, jurídicamente manipulado por Isaías Rodríguez quien no recordó que "entré cielo y tierra no hay nada oculto".
Efectivamente, justo cuando Isaías Rodríguez abandonaba el Ministerio Público uno de los fiscales del caso Anderson, Hernando Contreras -nos lo imaginamos, sofocado de los decires de su conciencia- denunció cómo Isaías Rodríguez manipulaba a beneficio de los intereses de Hugo Chávez Frías la investigación y actas del expediente de Anderson, típica versión de Franz Kafka y como corolario, el delincuente Giovanny Vásquez, el mismo que según Isaías Rodríguez "destilaba sinceridad en sus ojos" confesara que aquel y sus fiscales lo obligaron a mentir como "testigo estrella", desmoronándose la cloaca chavista en el poder.
Vistas así las cosas, Isaías Rodríguez debe ser juzgado en el Tribunal de la Haya, hay causales para tipificar el forjamiento de actas en el caso Anderson por parte de Isaías Rodríguez como delito de lesa humanidad, fueron muertos los ciudadanos Antonio López Castillo y Juan Sánchez, condenados a treinta años los hermanos Guevara, expuesto al desprecio un centenar más de personas y la periodista Patricia Poleo está exiliada y el responsable de ello es Isaías Rodríguez por actuar con felonía (Del francés "felón", cruel, malvado, y este quizá del franco *f?llo, -ons, verdugo, deriva del germano. *filljan, desollar, azotar) en el caso Anderson, que se resumen en premeditación alevosía, deslealtad, infidelidad, perfidia, traición, atentado, desmán, insidia, fechoría infamia maldad y transgresión. Por otra parte, los siquiatras encontraran en Isaías Rodríguez un prototipo para el estudio, porque políticamente Nicolás Maquiavelo lo retrata en El Príncipe como de "conducta moralmente indigna" y de acuerdo al escritor español Francisco Umbral como de "aquellos caballeros cínicos y bien planchados llevando la política a su perfil extremo, que consiste en hacer fases antes que tener ideas" y de acuerdo a todo ello, en su existencia debió reencarnar en el Rey Fernando VII por quien según el escritor Carlos Fisas "fue un hijo mal nacido, mal esposo, mal gobernante, pésimo rey, vil, cobarde, traidor, ladrón… y así podrían continuar los epítetos hasta la náusea, pues sólo náuseas produce la historia de tan innoble individuo".
ardive@gmail.com
Jorge Ramos Guerra
Copyrigth 1998 - 2004© C.A. EL IMPULSO
Todos los derechos reservados
Juan Tenorio
La idea del título de este Picapedrero es ubicarnos rigurosamente en el versículo bíblico de Mateo: "Por sus frutos os conocerles" 7:16.20 para hurgar con criterio ético, acerca del ¿por qué un Isaías de Judá fue profeta y otro Isaías de Venezuela es un felón?
Cuando el primero anduvo por el mundo sirvió a la política enfrentándose a los gobernantes de Israel en su tiempo, buscando justicia social hasta entregarse a Jehová y morir aserrado por un tal Manasés. Ese Isaías es de los profetas del Antiguo Testamento más prolijo y sus versos constituyen aterradores principios para la justicia terrenal. ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía! (Cap. 10-10:1)
El otro Isaías aventuró en la política venezolana como adeco, mepista, hasta encontrarse con esa esotérica religión pontificada por Hugo Chávez Frías, como una manera de evadirse de una atípica personalidad que naciera al llamarle "Isaías" como la abuela, que indignara por ser nombre de mujer, a un padrino ignorante y machista, hecho que solo fue remendado al agregarle el "Julián" a los fines del bautismo, marcando en consecuencia a ese Isaías abogado, poeta y peor funcionario, para quien la lealtad está al servicio de los intereses que le puedan generar interés a él. Así fue constituyentista de sobresalientes modales ante una fauna de incultos, Vicepresidente con cara de reconciliador y fiscal general de la República, donde le fue imposible ocultar su laberíntica personalidad, a juicio de muchos "psicópata" y a tenor de sus confesiones de "Abril comienza en octubre"…"en ese universo, yo no iba sobrevivir ni siquiera seis meses. Una vida anterior tormentosa, sostenida por fármacos para nervios y medicamentos cardiológicos presagiaron para mí accidentes cerebrovasculares, parálisis faciales o parciales en la salud física, agudos conflictos emocionales en mi vida espiritual, infartos, alzas o bajas de tensión y en algún momento, depresiones graves o locuras súbitas" (pág. 38) ¿Puede con esas condiciones un ciudadano ser fiscal general de la República?
"…me curaron con flores de Bach y con un péndulo" se confiesa (pág. 38) Bajo esos efectos, Isaías Rodríguez hizo del asesinato del fiscal Danilo Anderson la más grande carajada que para mantener oculto un crimen pueda un hombre utilizar la acción de la vindicta pública para matar civil y físicamente a ciudadanos y ciudadanas que no comulguen con un régimen de terror, sólo comparable a la justicia nazista y blindado con la máxima maquiavélica de que …".el fin justifica los medios". Danilo Anderson investigaba a ciudadanos presuntamente implicados en los sucesos del 11 de abril de 2002, entre ellos unos banqueros, pero a su vez afectos a un alto funcionario del gobierno y fue el propio presidente de la República quien viera en el joven fiscal, capacidad y coraje para llegar hasta el final de la investigación que coordinaba el mismo Isaías Rodríguez, pero ¿qué sabía el fiscal Danilo Anderson para hacerle explotar, cemento plástico en su camioneta? ¿Tenía conocimiento de ello Isaías Rodríguez, cuya muerte "lloró más que la de su madre"?
Para echar tierra al asesinato de Danilo Anderson y culpar de ello a inocentes, Isaías Rodríguez se valió de un "testigo estrella" -así llamó él- al delincuente colombiano Giovanny Vásquez, de tal capacidad de falsear y de cuyos testimonios han condenado a ciudadanos, asesinados a otros, perseguido y maltratados a un centenar que poco después, el mismo Isaías Rodríguez confesara que le había engañado, para que después Giovanny Vásquez confesara que fue inducido por Rodríguez, mediante un guión para su macabro propósito, jurídicamente manipulado por Isaías Rodríguez quien no recordó que "entré cielo y tierra no hay nada oculto".
Efectivamente, justo cuando Isaías Rodríguez abandonaba el Ministerio Público uno de los fiscales del caso Anderson, Hernando Contreras -nos lo imaginamos, sofocado de los decires de su conciencia- denunció cómo Isaías Rodríguez manipulaba a beneficio de los intereses de Hugo Chávez Frías la investigación y actas del expediente de Anderson, típica versión de Franz Kafka y como corolario, el delincuente Giovanny Vásquez, el mismo que según Isaías Rodríguez "destilaba sinceridad en sus ojos" confesara que aquel y sus fiscales lo obligaron a mentir como "testigo estrella", desmoronándose la cloaca chavista en el poder.
Vistas así las cosas, Isaías Rodríguez debe ser juzgado en el Tribunal de la Haya, hay causales para tipificar el forjamiento de actas en el caso Anderson por parte de Isaías Rodríguez como delito de lesa humanidad, fueron muertos los ciudadanos Antonio López Castillo y Juan Sánchez, condenados a treinta años los hermanos Guevara, expuesto al desprecio un centenar más de personas y la periodista Patricia Poleo está exiliada y el responsable de ello es Isaías Rodríguez por actuar con felonía (Del francés "felón", cruel, malvado, y este quizá del franco *f?llo, -ons, verdugo, deriva del germano. *filljan, desollar, azotar) en el caso Anderson, que se resumen en premeditación alevosía, deslealtad, infidelidad, perfidia, traición, atentado, desmán, insidia, fechoría infamia maldad y transgresión. Por otra parte, los siquiatras encontraran en Isaías Rodríguez un prototipo para el estudio, porque políticamente Nicolás Maquiavelo lo retrata en El Príncipe como de "conducta moralmente indigna" y de acuerdo al escritor español Francisco Umbral como de "aquellos caballeros cínicos y bien planchados llevando la política a su perfil extremo, que consiste en hacer fases antes que tener ideas" y de acuerdo a todo ello, en su existencia debió reencarnar en el Rey Fernando VII por quien según el escritor Carlos Fisas "fue un hijo mal nacido, mal esposo, mal gobernante, pésimo rey, vil, cobarde, traidor, ladrón… y así podrían continuar los epítetos hasta la náusea, pues sólo náuseas produce la historia de tan innoble individuo".
ardive@gmail.com
Jorge Ramos Guerra
Copyrigth 1998 - 2004© C.A. EL IMPULSO
Todos los derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario