miércoles, 14 de abril de 2010

Picapedrero

La Venezuela del Dorado
a PDVSA

El Bicentenario de la “Declaración de Independencia”, nos anima a reflexionar acerca del devenir histórico venezolano, desde aquel 19 de abril de 1810, donde es imposible, dejar de mirar atrás y menos, desvincular la inhumana explotación esclavista del conquistador que mereció la reacción del negro “Miguel” en las minas de “San Felipe de Buría en 1553, en reclamo de dignidad humana, frente al afán de enriquecimiento del conquistador español, en la creencia que entre el rio Marañón y las cuencas del Orinoco, estaba el aposento del “Reino del Dorado” donde el oro brillaba, opacando el sol. Tras su búsqueda, Arturo Uslar Pietri nos introduce en el escenario amazónico, donde traiciones, avaricia, muertes, le ensangrentaría y donde el temible Lópe de Aguirre, “El Tirano.” llegara a desafiar el Rey Felipe II, declarando libre el nuevo mundo, para el año 1561. Tampoco, las sucesivas luchas, pasarían desapercibida. 500 años después, el tirano Juan Vicente Gómez, puso la “República en venta”, expresión acuñada por Rómulo Betancourt, ante la “entrega de gran posición del subsuelo nacional a los consorcios extranjeros del petróleo, incluyendo a su familia” y luego, en la primera década del siglo XXI, la “Tierra de Gracias” como llamara Colón a Venezuela, seria secuestrada a los caprichos del teniente coronel presidente, Chávez, siguiendo los pasos de Aguirre y Gómez haciendo de la petrolera “PDVSA”, una caja chica sin controles administrativos, para hacer lo que le ha venido en gana, incluyendo compras de lealtades y peor aún, regalando millones de dólares y financiando campañas electorales, como la de la señora Cristina Kistnner, por citar lo más escandaloso de algún gobierno venezolano. Lo cierto es que, la misma, miseria, enfermedades como el paludismo y tuberculosis, no tuvieron atención durante los casi 20 años en que, Gómez recibía por el oro negro, dólares, sin duda. que en menor cuantía, a los manejados hoy por Chávez, con el agravante que, la calidad de vida del venezolano no ha prosperado ¡salvo! los beneficiarios de dadivas.

El desencanto del avaro conquistador le obligó a sembrar y cosechar la tierra durante todo el siglo XVII, por sus herederos y descendientes, para lo cual, el régimen de esclavitud fue implacable y la “Compañía Guipuzcoana” explotó, no solo al blanco español, también al criollo, conviviéndose en una pesada paz sin olvidarse al paso de los años que las luchas por la libertad y el bienestar familiar, no es exigente, pero si obligante por derecho natural y en consecuencia rebeliones, motines y alzamientos sucesivos como, el de Andresote (1730-1732) La posterior sublevación de los negros y mestizos de Coro, a la cabeza de José Leonardo Chirinos, la “Rebelión de los Comuneros (1776) en las provincias de Mérida-Maracaibo, con la consigna ¡Viva el rey, muera el mal gobierno! Luchas que fueron ilustrándose en las ideas impresa, que llegaron en los mismos barcos de la Corona, absorbidas entre otros por Manuel Gual y José María España, que de la “Declaración del Hombre y el Ciudadano (1797) se preguntaban: ¿Hasta cuándo vuestra paciencia aguantará el peso de la opresión que crece todos los días? Mientras tanto, Miranda, “El Precursor”, divulgaba por Europa, la Independencia.. Así llegamos, al 19 de abril de 1810, 5 de julio de 1811, años de la guerra, 1821 ¡Colombia! y 1830, la Venezuela soberana. Desde entonces, han trascurrido 200 años de aquel 19 de abril, sin “El Dorado” y López Aguirre ¡ah! pero centenares de tiranos, nadando en el ingreso público, bajo la promesa del reparto de tierra, abolición de la esclavitud, igualdad y constituciones de apariencias como la surgida de aquella irresponsable y mal llamada “Guerra Federal” que dejo más muertos y miseria que la de la Independencia. Al respecto, Picón Salas señala: “Sociologicamente, Venezuela después de las guerras civiles de la segunda mitad del siglo XIX es como una gran montonera –sin ejercito, sin administración pública digan de este nombre – donde el caudillo más guapo, inteligente o astuto se impone sobre los otros caudillos provinciales”.

El siglo XIX entonces lo ganamos en Independencia, pero no en la construcción de la República y no por su pueblo, sino por los irresponsable de sus militares engreídos de sus obligaciones para con la patria con lo cual otro estudioso de nuestra historia, Bríceño Iragorry asentó que: ..”Hemos hecho nuestro camino como el vagabundo que toma en los cruces la primera vía…Una centrada meditación acerca de nuestro pasado histórico, nos puede llevar a la certeza de que si carece de posibilidades cívicas nuestro pueblo, todo se debe a que ello ha querido inclinarlo la voluntad de quienes –doctores y generales – más lo han visto como medio de beneficio personal que como fin racional de la organización”… Muerto Gómez (1935) el ensayo de una democracia sustentada con programas, hombres y mujeres honestos, nos ubicaría tardíamente, según el mismo Picón Salas en el siglo XX, pero todo fue un encanto, otra tiranía, asesina y corrupta se haría del poder entre 1948-1958. Y una vez derrotada, el ¡Ahora sí! obligó al satanizado “Pacto de Punto Fijo”(1958) y al ritmo de construir la infraestructura educativa del país, hospitales y ambulatorios, modernización de la administración y “El Gurí” y mil sistema de agua y electricidad, combatiendo ya no, al conquistador español o al gringo explotador del petróleo sino al tirano cubano que saquea a Venezuela, el país se enrumbó, pero también la demagogia y la corrupción minaron aquella democracia que guardaba apariencias, porque al decir de Germán Carrera Damas …”hay una estructura política que ha abandonado la concepción pedagógica del poder y que quiere seguir manejando las decisiones”…

Verdades más o menos, lo interesante es reconocer que, hemos venido de fracaso en fracaso, o como decía mi madre: “Buscando a Dios y desando no encontrarlo” insistiendo que no, por debilidad del pueblo o de fortalecidas voluntades, individuales o colectivas, en todos los sectores, pero si, una vez más, de su clase política, con muy reconocidas excepciones, con los cual nos preguntamos ¿De qué valió masificar la educación, si los estudiantes llegan a las universidades sin saber leer y escribir, menos a reflexionar del pasado, presente, futuro del país y cuando todo se resume en el ¿cuánto hay pá eso? y el gobierno gasta más en armas y soldados, que en salud y educación ¿entonces tiene sentido quejarnos?

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