miércoles, 1 de agosto de 2007

Shih Huang Ti y Hugo Chávez ¡Yo El Supremo!

Picapedrero

Shih Huang Ti y Hugo Chávez ¡Yo El Supremo!

Fecha de publicación: 01/08/2007
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Qué no se ha escrito acerca del poder y la megalomanía, enfermedad que diagnostican los psiquiatras, por lo general relacionada con la personalidad de aquellos hombres tipo: Hitler, Mussolini y Hugo Chávez Frías, contrario a lo que fueron Bolívar, Carlos Marx, quien se expresó muy mal de aquel, o Lenin, y en ello hay mucho de ausencia de charreteras intelectuales, no militares, que les hace presas de la megalomanía es decir, hay una sobrevalorización de la persona en exceso, que una muy juvenil opinión, de cualquier muchacha o muchacho venezolano, diría que se trataría del alguien que se cree la última limonada en el desierto.
En ese orden de ideas, el dos veces general retirado Alberto Müller Rojas, define al presidente Hugo Chávez Frías como poseído de una "megalomanía excesiva", confesándose así mismo por igual (diario El Universal 08.07.07) Esa declaración no proveniente de un psiquiatra, sino de otro "megalómano" sumado a la arbitraria y antidemocrática decisión de una reelección presidencial "indefinida", "solo yo", que busca imponernos a un Chávez "ad perpetuam", por "secula seculorum", tal como lo había diseñado el neonazista Norberto Ceresole, padre político de la criatura, corrobora lo que está detrás, del ya "vivito vivito" culto a la personalidad a los fines de hacer de Venezuela un cuartel, donde la mira es Colombia, para desatar un polvorín por toda la América y convertir al comandante Chávez en su Jefe, pero hay más, porque Ceresole planteó una crisis religiosa que ya Chávez ha decretado en el continente, con el insulto al Cardenal de Honduras, para importar el islamismo a Venezuela, como cultura religiosa que habrá que picapedrear en otra ocasión.
Por supuesto que surgen los chavistas inquietos, manifestando que el Imperio tiene metida la mano en las interpretaciones que se hacen del discurso chavista, que por cierto muy aliñado ahora con el discurso del general Isaías Baduel, como para tranquilizar el descontento en la Fuerza Armada, pero ¿cómo se pueden interpretar las pretensiones de Chávez Frías, en el contexto de un mundo globalizado con preeminencia de la libertad por encima de todo, que es el derecho a pensar, a disentir y discutir, cómo desarrollarse en una sociedad, sin el patrón encasillado de lo que diga el "líder" y, peor aún, si se trata de militares corrompidos y sin formación y para lo cual, está prevista una reserva extraña e injustificable más dirigida a acallar la disidencia "por ahora" que al yanqui invasor y sobre todo ello hay que reaccionar y nada mejor que la Constitución de 1999 o "Bolivariana", "la mejor del mundo" según la divulgara el propio Chávez, para después llamarla "la bicha", por no decirle lo otro..¡
Pues bien, la reelección indefinida del presidente Hugo Chávez Frías no sólo es inconstitucional y contraria a elementales, antiguos y modernos principios de gobernabilidad en el mundo, sino una trompada contra el tan mal explotado pensamiento de Bolívar, quien legara para la posteridad, como adelantándose a los autoritarismos, su célebre advertencia en el Congreso de Angostura de 1819:
"Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y él a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía".
Esa expresión es suficiente para inscribirla en la conciencia de todos los venezolanos a fin de quitarle la careta de lo antibolivariano que lleva Chávez en el fondo, presto sólo a apropiarse del Libertador cuanto le convenga. Ya lo ha hecho con unas tazas para tomar café al regalárselas a Fidel Castro el cual deberán regresar, al término de esta pesadilla.
Dos principios le aborrecen a Chávez del pensamiento constitucional de Bolívar: la alternabilidad y la soberanía. Para modificar el primero, requiere obligatoriamente de una Asamblea Nacional Constituyente, así de sencillo, cuestión para lo que dispondría de todo el dinero habido y por haber (léase compra de conciencias, amenaza de despidos de cargos públicos, chantajes, intimidación) para que el actual Consejo Nacional Electoral le sume todos los votos del mundo y sobre ese propósitos estamos claros, pero dejárnoslos hacer implicaría entregarle a ese Consejo Nacional Electoral precisamente la "soberanía que reside en el pueblo", en su voluntad que no se puede vender, porque sería entregar el futuro de nuestros hijos y de todos los del país, por no decir del mundo, como dijera el gran Andrés Eloy Blanco, lo que resultaría igual a robarle al pueblo su soberanía para que resida en el Consejo Nacional Electoral, instaurándose una vulgar dictadura constitucional y ese debe ser el "planteamiento del pleito", como dijera el poeta Jorge Zalamea.
Ya con Antonio Guzmán Blanco se vivió la experiencia de los caudillos, con Juan Vicente Gómez luego, y sus adulantes lo llamaron "Gómez El Único". Por su parte, los paraguayos tuvieron en el doctor José Gaspar Rodríguez Francia una dictadura de terror y se hacía llamar "Yo El Supremo", ordenándoles a sus escoltas que: "Si alguno de los que pasen por la calle se detuviere, fijándose en la fachada de mi casa, haz fuego sobre él; si lo yerras, haz otro tiro, y si todavía lo yerras, ten por seguro que mi pistola no ha de errarte". Es de suponer que tan temibles personajes algo debieron de conocer del Emperador chino Shih Huang Ti, quien llegara al extremo de prohibir se le mencionara la muerte, buscando el elixir de la inmortalidad y mandar a quemar todos los libros de historia, porque ella comenzaba con él. Pues bien, Hugo Chávez Frías quiere ser el Shih Huang Ti, del que nos hablara el poeta Jorge Luis Borges, el Yo El Supremo del escritor Augusto Roa Bastos, el Ilustre Americano del historiador del guzmancismo, Francisco González Guinan y el Benemérito de Gómez Único que vieron sus adulantes. Y yo me pegunto ¿tenemos derecho a esa vaina?

Jorge Ramos Guerra ardive@gmail.com

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